En esta vida descubrí que hay que aprender a olvidar. Que hay que saber cuando hablar y cuando callar. Aprendí a escuchar aún cuando se que el gesto nunca será al reves. Aprendí a aceptar las diferencias, a vivir con ellas y dejarlas ser parte de mi. Aprendí a odiarme con mucha energía y facilidad. Aprendí a llorar hasta cuando no hay un hombro en el cual recaer, a abrazarme en soledad y a vivir en sueños. Aprendí que algunas cosas no vuelven más, que no existen relojes que den la vuelta hacia atrás y que hay algunas cosas que son mejor olvidar. Aprendí que el olvido no existe, que uno sólo puede enterrar los recuerdos para no verlos nunca más y aún así, por una u otra razón todo vuelve. Aprendí que el mal que uno provoca siempre nos vuelve en contra. Aprendí que uno no entiende lo que es el dolor hasta que lo siente. Aprendí que hay mil cosas que se disfrutan pero hay dos mil otras que se aborrecen. Aprendí que las mentiras tienen patas cortas y que aún así, la gente las cree y las respalda. Aprendí que no existe la perfeccion, pero si la imprefeccion. Aprendí que uno puede desear algo de manera loca aún sabiendo que es imposible. Aprendí que aunque la gente siempre diga que estará para uno cuando se esté mal, en el momento en que uno cae, casualmente no hay nadie alrededor. Aprendí que existe el egoismo sano y el insano. Sano es aquel que uno comete por cuidar a otros de uno mismo e insano el que se comete por cuidarse uno de los demas. Aprendí que las cosas no siempre tienen solución y que hay que aprender a cargar con algunas culpas. Aprendí que hay límites y que yo no los tengo.Aprendí que las canciones tristes las escuchamos para sentir que alguien nos entiende y puede decir lo que sentimos aún sin conocernos. Aprendí que soy una más entre miles. Aprendí que siempre hay algo peor pero nunca hay algo mejor. Aprendí que a veces la vida puede ser dura pero está en nosotros huir de ella o luchar en ella. Aprendí a perder y sentar cabeza cuando fue necesario. Aprendí que el amor nos vuelve vulnerables y débiles, unos estúpidos manipulables, unos tontos creyendo que el amor nos salva de las penuiras y el mal vivir. Aprendí que es importante valorarse a uno mismo sea cual sea el defecto que te encuentres. Aprendí que una mentira que me mate hace felices a los demás. Aprendí que fingo muy bien y miento aun mejor. Aprendí a ser una nena rebelde y caprichosa cuando quiero y ser la mujer madura cuando me lo piden. Aprendí que no existe la felicidad, que son solo momentos que existen cuando los construimos o queremos creerlos. Aprendí a reir con otros y no de otros. Aprendí a que se puede demostrar que todo está bien mientras que un mundo se cae a pedazos.Y dejanme decirles que no hay peor cosa que aprender que a veces es mejor para todos (incluso para uno mismo) que la muerte nos lleve, a morir cuando algo dentro tuyo te incita a querer torturarte provocando tu muerte lenta y dolorosamente. Porque, aprendí que no hay peor enemigo que uno mismo.